En 2023 se profundizó la crisis económica y social que viene padeciendo nuestro país en los últimos años, caracterizada por estancamiento económico y crecientes tasas de inflación y pobreza. Sin embargo, hay un hecho que permite ser optimista: los argentinos eligieron un nuevo presidente bajo los términos previstos en la Constitución Nacional, consolidando así 40 años de democracia. En este periodo, la Democracia ha mostrado un signo de fortaleza inequívoco: alternancia de las fuerzas políticas. En cinco de las nueves elecciones presidenciales posteriores a la de 1983, se impusieron partidos de la oposición. Una democracia republicana fuerte es condición necesaria para poder tener un crecimiento económico sostenido que rescate a millones de personas de la pobreza y Argentina cuenta con eso.
La recuperación económica de nuestro país requiere profundos cambios en la política social y económica. El sostenido crecimiento del gasto público en los tres niveles de gobierno ha generado consecuencias nefastas para el desarrollo económico: inflación generada por la emisión monetaria espuria, aumento de la presión impositiva con creación de impuestos distorsivos, represión financiera y regulaciones represivas sobre la actividad económica. Todo ello ha generado estancamiento económico y aumento de la pobreza, a pesar de las potencialidades que tienen nuestro país y las favorables condiciones externas que han existido.
El sector financiero.
En 2023 el sistema financiero ha experimentado una reducción significativa de sus activos y pasivos en términos reales. Se observó una disminución del 16% en los activos en pesos, mientras que los depósitos experimentaron una reducción del 22% medidos en términos reales. Sin embargo, la fortaleza patrimonial del sistema no se vio afectada. El conjunto de bancos logró mantener e incluso incrementar el patrimonio neto, gracias a su resiliencia y capacidad de preservar los niveles de rentabilidad. Los índices de incobrabilidad han sido bajos, gracias a la prudente gestión llevada adelante por las entidades.
Los bancos han continuado a la vanguardia del desarrollo de medios de pago digitales evidenciando un notable aumento tanto en el número de transacciones como en los montos pagados. Asimismo, se ha registrado un constante crecimiento en la cantidad de cuentas, tarjetas contactless, desarrollos de apps y demás avances que se describen más adelante en esta Memoria. Sin embargo, existen elementos regulatorios y comportamientos de algunos actores no bancarios que limitan la competencia y posibilidades de desarrollo en los medios de pago. Un caso evidente lo constituye la no-interoperabilidad de los QR de pagos, que permite que empresas generen “loops cerrados” que impiden la competencia y limitan las opciones de los usuarios. El BCRA fue acumulando por años regulaciones económicas no-prudenciales, es decir, aquellas que no se fundamentan en preservar la estabilidad del sistema financiero y que han tenido un impacto negativo en su funcionamiento. Esta es una de las múltiples causas por las cuales hoy tenemos uno de los sistemas financieros más pequeños de la región. Entre estas regulaciones no prudenciales que afectan el buen desarrollo de la banca, aspecto que resulta más complicado de hallar en otros países de la región, se destacan: tasas mínimas de plazo fijo, tasas máximas para préstamos, cupos mínimos de préstamos, obligación de ofrecer plazos fijos indexados en UVAs, obligación de prestar servicios gratuitos de transferencias y de recepción y entrega de efectivo, requisitos de efectivos mínimos sin remuneración y sin que el BCRA acepte los billetes excedentes que se acumulan en los bancos, prohibición de operar criptomonedas para clientes, entre muchas otras.
Aprovecho para agradecer al personal del ADEBA, a su Comisión Directiva y a los presidentes y funcionarios de los bancos asociados por el apoyo que me han dado para llevar adelante mi mandato.
Javier Bolzico
Presidente de ADEBA